MEDINA BALGUERÍAS, MARTA
Índice:
Prólogo
1. «Atraídos
»
Necesidad y deseo
Deseo insaciable
¿Por qué y para qué vivimos?
Deseo y amor
Deseo de Dios
2. «
por lo humilde»
Vivir de apariencias
¿Apariencia o autenticidad?
La falsa seguridad
Hacia una definición de «humildad»
La verdad del ser humano
Delicadeza amorosa
La humildad en la Biblia
La humildad, apertura a la trascendencia
3. En busca de nuestro ser
La experiencia de trascendencia
La presencia humilde de Dios en nuestra vida
Idolatría
Hechos para el encuentro con Dios
La humildad de Jesús
Una humildad que es divina
Humildad llevada al extremo
La Trinidad: comunión humilde
Perder y ganar la vida
Humildad para vencer el miedo
Dejarnos hacer por Dios
Abiertos a la esperanza
Consecuencias vitales
4. Deseosos del bien
Dejarnos atraer por Dios supone amar al prójimo
Bien propio y bien ajeno
Justicia y misericordia
Vivir desde el dinamismo del don como tarea
Libres para discernir
«Ser» y «actuar» en retroalimentación
Formar nuestra conciencia
La moral cristiana: sencilla y compleja
Cristo, referente de amor pleno
La importancia de la cotidianidad
Exigir los mínimos, caminar hacia el máximo
Hacia una sociedad humilde
Criterios para «aterrizar»
5. Preguntando por la verdad
¿Queremos o no queremos la verdad?
Verdad y humildad
Experiencias de revelación
Jesucristo es la Verdad
La verdad debe personalizarse
Transmisión humilde de la Verdad recibida
La importancia de la historia
El papel de la Iglesia
El peligro del fundamentalismo
Humildad eclesial
Consecuencias para la vida
La vida de los santos como invitación
6. Seducidos por la belleza
Profundizar en la belleza
Belleza y humildad
La sacramentalidad como transparencia de Dios
El cuidado de la creación
La belleza es un don divino
Los sacramentos
Bautismo y confirmación
Reconciliación y unción de los enfermos
Orden sacerdotal y matrimonio
Eucaristía
Un amor que nos atrae hacia la eternidad
7. Anhelando eternidad
La salvación
Amor incondicional y serio
Fe y obras
Más acá y más allá
La ambivalencia de la muerte
Ya, pero todavía no
Cielo, infierno y purgatorio
Muerte y resurrección
Epílogo
Todos tenemos deseos: las cosas nos gustan, las personas nos atraen, perseguimos aquello que nos llama la atención o que creemos que va a colmar un anhelo. Y rara vez nos contentamos con alcanzar una meta o un objeto; siempre que creemos estar satisfechos, nos damos cuenta de que en realidad no es así, y volvemos irremediablemente a desear. Este dinamismo del "siempre más" se refleja en todas las dimensiones de la vida, y al final nos lleva a la pregunta por Dios: el cristianismo empieza porque alguien responde al deseo que hay en nuestro corazón y nos enseña a explorarlo y vivir desde él en comunión con los demás y con Dios. La humildad es un requisito indispensable del amor y una clave fundamental para todas estas relaciones.