JÁUREGUI CASTELO, JUAN
Si la Cuaresma está marcada por la idea del Éxodo, salida de la esclavitud hacia la tierra de la libertad, entonces la Cuaresma ha de ser como una especie de éxodo personal y comunitario, la salida de nosotros mismos, de nuestros egoísmos y el camino hacia el hermano, el prójimo, el otro. El hermano es el eslabón para ir al Padre y preparar la Pascua, como lo hizo Jesús. El día del bautizo comenzó una travesía que cada uno tiene que recorrer. Otros, se preparan para recibir el Bautismo. Todos convocados a descubrir la esencia de la vida cristiana: volvernos al Evangelio, volvernos al hermano. En la línea de los ciclos anteriores, el autor nos presenta abundantes, variados y ricos materiales para la celebración dominical cristiana.