HNO.AGUSTÍN DEL DIVINO CORAZÓN
Consagrarnos a María es ofrecerle a Ella voluntariamente todo nuestro ser, porque a través de Ella llegamos a Jesús. La Santísima Virgen María es la puerta del Cielo siempre abierta. Al consagrarle nuestra vida nos comprometemos a imitar sus virtudes, a vivir el Evangelio y a convertirnos de nuestros pecados; estamos seguros que contamos con su auxilio y protección maternal para perseverar en el seguimiento a Jesús.
Esta consagración cuenta con una preparación de 33 días, y tiene los siguientes requisitos:
1. Se realiza en una fiesta o conmemoración de la Santísima Virgen, y se comienza 33 días antes de dicha fiesta.
2. La preparación debe realizarse sin interrupción. En caso de interrumpirse deberá escogerse otra fecha de consagración e iniciar de nuevo el proceso.
3.Es preciso estar en gracia de Dios.
4. En la medida de nuestra capacidad, hay que asistir a la Santa Misa diariamente.