XERRI, JEAN-GUILHEM
Malestar, padecimiento psíquico, adicción a las pantallas, sexualidad de bajo nivel, relación desproporcionada con el trabajo, soledad, pérdida de sentido. Todas estas manifestaciones apuntan al sufrimiento de nuestra alma. Sin embargo, aunque la farmacología y las psicoterapias sean valiosas, no permiten «curarla». Y por una razón importante: todos estos trastornos tienen su origen en lo más hondo de nosotros, más allá de nuestra biología y nuestro cerebro. Se refieren a tensiones internas que las más grandes tradiciones espirituales de la humanidad han identificado, acompañado y explorado. Su cuidado no es tanto un tratamiento cuanto una sabiduría de vida.
Desde los primeros siglos del cristianismo, los Padres del desierto desarrollaron una auténtica «farmacia del alma», cuya virtud es contribuir a la salud espiritual. Su medicina, considerada «el arte de las artes y la ciencia de las ciencias», está hecha de sobriedad, prácticas meditativas y hospitalidad. Parece urgentemente actual y sorprendentemente trascendente.
Para aprender a vivir mejor, conviene dejarse guiar por estos terapeutas, auténticos médicos de la interioridad. Entonces podremos cultivar la ecología interior y cuidar el alma.