FLORENTINO, MARIOSVALDO
¿Cuál fue la relación de Francisco de Asís con la liturgia? ¿Cuál fue la fuente de su espiritualidad?
Nadie duda de que Francisco es una gran hombre de oración, un enamorado de Dios, un místico singular, un hombre evangélico. Sin embargo, quizá no se hablado lo suficiente de Francisco como hombre litúrgico. Y lo es, porque el camino privilegiado para su acceso a la Palabra de Dios fueron los libros litúrgicos, esto es, la Palabra ya interpretada por la tradición orante de la Iglesia e insertada en el evento litúrgico. En la dinámica de las diferentes celebraciones Dios le fue hablando, iluminando y transformando. La liturgia, aunque como palabra estuvo completamente ausente de las Fuentes Franciscanas, fue sin duda la gran escuela de Francisco de Asís y sus primeros compañeros.
El Hno. Mariosvaldo Florentino, apoyándose principalmente en los Escritos de Francisco y en otras Fuentes franciscanas, presenta con rigor y en profundidad la interpretación y la vivencia de Francisco como homo liturgicus. Página a página, el autor busca verificar aquellos indicios que nos permitan construir un discurso sobre la importancia de que ha tenido en la vida de Francisco de Asís la Sagrada Liturgia. Sus biógrafos, hijos de su tiempo, no escribieron un capítulo específico sobre este aspecto. Así mismo, muchos estudiosos del franciscanismo se preocuparon poco en pensar en la experiencia franciscana desde una clave litúrgica. Es sintomático que buena parte de los escritos sobre san Francisco ignoren completamente que la liturgia haya tenido un rol importante en la formación de este carisma.
Es importante recordar que, de hecho, la palabra liturgiaposiblemente no fue conocida por Francisco ni tampoco por sus contemporáneos. Este vocablo, de origen griego, no fue asumido cuando los textos fueron traducidos del griego y la liturgia romana pasó a ser latina. Lo que en griego se llamaba liturgiapasó a ser designado como officia divina o ministerium divinum o ecclesiasticum.Por lo tanto, no debe despistarnos el hecho de que la palabra liturgia no aparezca ni una sola vez en las Fuentes Franciscanas, al menos en las originales, o no haya sido jamás pronunciada por Francisco. Esto no significa, en absoluto, que la realidad que este nombre significa no fuera importante para él. De hecho, encontramos muchas veces la palabra Oficio divino, que en su tiempo no significaba solo la liturgia de las horas, como quizá lo entendemos hoy, sino también la eucaristía y demás celebraciones eclesiales.