ESCOTO, JUAN
El ser humano quiere conocer a Dios, y Dios, por su parte, lejos de recha¬zar este anhelo, lo favorece y lo cumple. Desde el principio del cristianismo, el Evangelio de Juan ha sido visto como un texto para adentrarse en el misterio de Dios, y no sólo de forma espiritual, sino también filosófica. Cuando la tradición monástica de finales del primer milenio releyó este Evangelio, y de manera especial su Prólogo, descubrió un método que servía para comprender mejor la creación, al ser humano que la habita y al Dios hecho Palabra que permite comprender las realidades divinas ensombrecidas por el pecado original. La homilía al Prólogo del cuarto evangelio y el comentario incompleto que se ha conservado sirven para entender el valor y la riqueza del pensa¬miento del monje irlandés.