COMISIÓ TEOLÓGICA INTERNACIONAL
Al conmemorar los 1700 años del Concilio Ecuménico de Nicea, la Comisión Teológica Internacional publica el presente documento, que nos invita a redescubrir el tesoro de la fe trinitaria, cristológica y soteriológica, confesando que «en Jesús, homoúsios con el Padre, Dios mismo viene a salvarnos, Dios mismo se ha unido a la humanidad para siempre».
El símbolo de la fe que se configuró en Nicea presenta a Cristo como el único Salvador, quien nos abre el acceso a la filiación divina. Esta fe es vida en la Iglesia, nutre su acción, se expresa en la oración, se confiesa en la liturgia y se celebra en los sacramentos. Nicea fue un acontecimiento de sabiduría y verdad que, sin ignorar «los sufrimientos y conmociones que atormentan al mundo y parecen comprometer toda esperanza», se convirtió en un catalizador que amplió el pensamiento humano e iluminó una nueva ontología. El amor trinitario manifestado en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, está destinado a todos, especialmente a los más pequeños, «los más necesitados de esperanza y de gracia», y es el principio auténtico de la fraternidad entre las personas y los pueblos.
Conmemorar el Concilio de Nicea no es un ejercicio académico o arqueológico, sino una ocasión para renovar la fe de todo el pueblo de Dios y ofrecer el testimonio cristiano a nuestro mundo que experimenta, tantas veces, la incertidumbre y la falta de esperanza. La fe en Jesucristo, proclamada hace 1700 años por los Padres del Concilio, sigue siendo la respuesta más luminosa y verdadera a las preguntas del hombre contemporáneo.