COSMEN ALONSO, MARÍA CONCEPCIÓN / MORÁIS MORÁN, JOSÉ ALBERTO
El primer tercio del siglo XIII en España fue un periodo de prosperidad marcado por la reunificación de León y Castilla bajo Fernando III, gracias al papel crucial de doña Berenguela y al respaldo del clero. Entre las figuras más destacadas estuvo don Mauricio de Burgos, un obispo clave en la política, la diplomacia y el desarrollo artístico de la época.
Mauricio, descrito por sus contemporáneos como "sabio" y "venerable", tuvo una destacada formación en París y participó en eventos trascendentales como el IV Concilio de Letrán. Fue mediador en conflictos eclesiásticos y políticos, apoyó a los monarcas en momentos decisivos, como la coronación de Fernando III, y lideró una de las embajadas más relevantes del periodo: la que negoció los esponsales entre Fernando III y Beatriz de Suabia, consolidando alianzas con el Sacro Imperio.
Como obispo de Burgos, promovió la construcción de la catedral gótica, símbolo de renovación estética y técnica. Su legado se materializa en su excepcional sepulcro en el coro de la catedral, elaborado en cobre esmaltado, reflejo de su relevancia y del esplendor de la época. Mauricio encarna la perfecta unión entre espiritualidad, diplomacia y arte en una edad dorada para Castilla.