MARTINI, CARLO MARÍA
Preámbulo
Introducción
Homilía:
El fundamento
Primera meditación:
Los contextos evangélicos del padrenuestro
El padrenuestro en el evangelio de Lucas
El padrenuestro en el evangelio de Mateo
Observaciones de tipo exegético
Indicaciones para la oración
Segunda meditación:
«Padre nuestro, que estás en el cielo»
Padrenuestro y «Ejercicios» ignacianos
Aquel a quien Jesús llama «Padre»
Para la oración
Homilía:
Espíritu y Palabra
La dulzura del creer
La fuerza de la Palabra
Tercera meditación:
«Santificado sea tu nombre»
«Santo es tu nombre»
Una sugestiva polivalencia de significados
Nuestras actitudes
Cuarta meditación:
«Perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden»
El contexto de los ejercicios
Petición de perdón
Perdón gratuito
Ser perfectos como el Padre
Orar en verdad
Homilía:
«Para esto he sido enviado»
Es Dios quien riega y hace creer
Un ministerio libre y valeroso
Quinta meditación:
«No nos dejes caer en la tentación»
Pecado, desorden, mundanidad
¿Por qué hablar de tentación?
Cinco tipos de tentaciones
Huir de las ocasiones
Sexta meditación:
«Y líbranos del mal»
«Arráncanos» de la pecaminosidad
Los engaños del Maligno
Resistir al Maligno
Homilía:
Confianza ilimitada en la Palabra
Un testimonio personal
«Todo es vuestro»
Séptima meditación:
«Venga a nosotros tu Reino»
¿Qué es el Reino?
Como levadura y semilla
La venida del Reino
En esperanza y paz
Octava meditación:
«Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo»
Preámbulo
La voluntad de Dios en Jesús y en los discípulos
La voluntad de Dios en nosotros
Para que venga la Jerusalén celestial
Homilía:
«En la libertad del Espíritu»
Un modelo de pastor
La ley del amor
«Mi juez es el Señor»
Novena meditación:
«Danos hoy nuestro pan de cada día»
¿Qué pan?
¿Quién ora así?
Humildad, confianza filial, solidaridad
Conclusión
No nos perdamos en palabras no se presenta como un comentario del padrenuestro en clave exegética o espiritual, sino que pretende, más bien, acompañar al lector por un camino que le lleve a descubrir los inagotables tesoros de una oración que, con toda justicia, ha sido definida como breviarium totius Evangelii.
El estilo es sencillo y sobrio. Sin embargo, la conmoción del corazón hace la palabra significativamente vibrante por momentos.
Nos da la impresión de que muchos pasajes dan a las meditaciones el sabor del testimonio.
Sólo puede hablar así quien ha entregado y entrega su propia vida a la realización del Reino, en el seguimiento amoroso y perseverante de Jesús; sólo puede hablar de este modo quien ha vivido y vive la com-pasión y la solidaridad con el mal y los sufrimientos del mundo, manteniendo la mirada fija en los horizontes eternos que abren a la esperanza.
Y en virtud de este valor de testimonio cada una de sus palabras resulta nueva y estimulante.