GIOIA, LUIGI
Cuando un creyente ha emprendido un camino serio de oración, llega una etapa en la que siente la llamada a vivir en todo momento en la presencia del Señor, a convertir su vida entera en oración. En este sentido, se siente interpelado por la exhortación de Pablo: «Orad sin cesar». Pero ¿cómo llevar a la práctica este ideal? ¿Es cuestión de empeño y esfuerzo? ¿O quizás de acertar con la técnica y el método?
A través de estas páginas, el autor nos guía hacia la oración contemplativa, tomando como referencias la Sagrada Escritura, la tradición espiritual y su experiencia personal. De su mano aprendemos que la oración consiste, más que nada, en dejarnos encontrar por un Dios que nos perdona, nos cura, nos unifica y nos da ojos nuevos para ver la realidad a la luz de su amor, que lo abraza todo y a todos, de modo que en adelante podemos contemplarlo en cada criatura y cada rostro.
Por otra parte, se nos pone en guardia contra los peligros que acechan a la oración, entre los que destaca el confundirla con una vía para evadirse de la realidad y de la historia.