JERÓNIMO
El motivo de esta obra fue una petición personal: Eusebio de Cremona, un discípulo de Jerónimo que emprendía el regreso de Palestina a Roma, le pidió al maestro "una provisión para el viaje". El monje no pudo negarse al requerimiento y, en dos semanas según afirma, "redacté brevemente un comentario histórico y mezclé allí algunas flores de interpretación espiritual, reservando para más adelante un trabajo más acabado".
Pero, aunque su deseo era primariamente hacer un comentario al evangelio de Mateo llano y sencillo, Jerónimo no pudo abdicar de su formación clásica, por lo que en esta obra están presentes por momentos -y muy bien manejadas- la elocuencia, la ironía, la pasión, la poesía, las fórmulas compactas y brillantes y otros procedimientos estilísticos de valor. Por lo general no recurre al diálogo directo, pero sí hace repetidas llamadas al lector (lo llama "atento", "prudente", "instruido", "curioso"), procedimiento que acentúa su actitud didáctica.
Esta traducción es la primera que se publica en lengua castellana.