FERNÁNDEZ BARRAJÓN, ALEJANDRO
Conocer la felicidad Introducción 1. ¿Qué es la alegría? 2. ¿Dónde se encuentra la alegría? 3. La alegría de amar y ser amado. 4. La fuerza natural de la alegría 5. La alegría brota de la fidelidad 6. La alegría es signo de felicidad: estamos aquí para ser felices 7. El reto de sonreír 8. El poder de la alegría 9. La felicidad, una energía que puede transformar 10. Pistas para trabajar la felicidad Vivir la felicidad 11. La alegría es para ser compartida 12. Nada ni nadie puede arrebatarnos la alegría 13. La alegría no se mide por la intensidad, sino por la autenticidad 14. Los que quieren sonreír siempre encuentran un motivo 15. La alegría es una terapia gratuita 16. La alegría es más que una emoción 17. La alegría no es felicidad, aunque se le parece 18. Pistas para trabajar la felicidad Trabajar la felicidad 19. La alegría, un don de Dios 20. La alegría se esconde en las pequeñas cosas cotidianas 21. ¿Tenemos motivos para la tristeza? 22. ¿Conocéis algún santo triste? 23. ¿Se puede estar alegres en la adversidad? 24. Pistas para trabajar la felicidad Lo que no es la alegría 25. Cuando la alegría es falsa 26. Alegrarse del mal de otros: la envidia corrosiva, fuente de infelicidad 27. No es más feliz el que más tiene, sino el que más comparte: la alegría de dar 28. No te lamentes por lo que pasó, sonríe por lo que va a pasar 29. La alegría, una meta que está más allá de uno mismo 30. Ser feliz o querer es poder 31. La alegría que no se comparte languidece La felicidad, don del Espíritu Santo 32. La felicidad es espiritual 33. La alegría de la vida cristiana 34. Causa de nuestra alegría 35. Algunas palabras de la Escritura sobre la alegría 36. La alegría, sacramental de la Iglesia 37. Entonces, si quiero ser feliz, ¿qué debo hacer? 38. La alegría, experiencia cristiana 39. Pistas para descubrir la alegría del Espíritu El papa Francisco y la felicidad 40. La felicidad y el abandono de Dios 41. El decálogo de la alegría del papa 42. Palabras de despedida
La felicidad no es un medio, sino una meta. Dios mismo es la felicidad para todos los seres humanos. Y Dios no es un medio, es un fin al que nos dirigimos, seamos conscientes o no. Por eso, entre nuestros propósitos más inmediatos ha de figurar siempre la búsqueda de la felicidad, la nuestra y la de nuestros semejantes, con los que navegamos en la misma barca.Estamos aquí para ser felices. Hemos sido creados para el amor y la felicidad, aunque nos empeñemos muchas veces en no amar y en ser infelices. Cuando vivimos la vida con sencillez y sin violencia, con serenidad y humildad, nos brota la alegría como el agua del manantial, sin violencia. Si, además, hemos hecho el propósito de hacer felices a los demás, la alegría se convierte en un medio para llegar a los otros y regalarle lo mejor de nosotros mismos.