MATÉ, LORENZO / HERRANZ, JULIO
Este número presenta dos modelos del binomio obediencia-autoridad: el Benedictino y el Franciscano.
La obediencia benedictina debe su complejidad a una doble perspectiva: la sumisión a la voluntad del Dios y la sumisión al Abad. Es decir, el abandono de la voluntad propia y sumisión a la voluntad divina y, al mismo tiempo, la sumisión al superior como figura que representa a Dios. Obedecer al Abad como a Cristo, obedecer al Abad como el Cristo: estas dos maneras de considerar la obediencia con relación a Cristo entrañan dos modalidades, no opuestas sino complementarias, del papel del Abad.
El P. Lorenzo Maté OSB, Abad de Silos, siguiendo las dos fuentes que definen la obediencia benedictina, la Regla del Maestro y la Regla de San Benito, nos describe el binomio obediencia-autoridad del modelo benedictino.
Por su parte, el hemano Julio Herranz ofm, nos presenta el binomio obediencia-autoridad franciscano a la luz de los últimos estudios histórico-críticos. Un binomio complejo sobre el que el autor esclarece los diversos aspectos implicados.
El principio general es siempre el mismo: por su opción de vida franciscana los hermanos se comprometen a vivir-ser en obediencia a Dios y en docilidad al Espíritu.
Pero en lo que se refiere a la mediación del superior, Francisco la desacraliza. El criterio franciscano de si uno anda en verdadera obediencia es una síntesis, no exenta de tensión y de conflicto internos, entre la obediencia a los ministros y la obediencia a la propia conciencia, fruto del discernimiento personal creativo de quien entrega la vida por los hermanos. De tal forma que, en situación de conflicto entre lo mandado y lo que le dicta la conciencia, en el momento en que se muestra plenamente disponible para hacer lo que manda el ministro o la Fraternidad, no abdica de su responsabilidad, sino que acepta lo mandado y lo hace suyo, no por simple seguridad o sumisión de la autoridad, sino en la desapropiación del amor fraterno, porque el criterio determinante de la obediencia a los ministros es el amor fraterno. No obstante, la obediencia sigue siendo también criterio de discernimiento, entre otros, de la propia fidelidad al Espíritu en la vida franciscana.