BELMAR, JOSÉ LUIS
Introducción
Primera parte.
Quedarse
Sin prisa y con pausa
            La enfermedad del tiempo
            Ayudas para combatir la enfermedad del tiempo
            Finalidad de la lentificación
            La pausa sagrada
Otro modo de mirar
            En busca del silencio
            Ojos que hablan y ojos que solo ven
            La mirada del centinela
            Mirar a Dios en silencio
Simplemente estar
            Vivimos fuera de casa
            La conquista del aquí
            El anclaje en el momento presente
            El remedio contra la ausencia: aprender a estar
Segunda parte.
Olvidarse
Tener menos para ser más
            En las redes del apego
            Vivimos en modo adquisitivo
            El desafío de soltar
            Orar con las manos vacías
La sinfonía de la vida
            La aceptación
            Ascesis en la vida corriente
            La confianza original
            El abandono en Dios
Una amnesia saludable
            Las muchas caras del yo
            El yo que se olvida en la oración
            El yo que nace de la oración
            Autorrealización
Tercera parte.
Quedarse y olvidarse
El camino son tus huellas
            El tiempo de oración
            Bases de la práctica fundamental
            La práctica fundamental
            Orar con ayuda de muletas
La oración y la vida
            La oración como camino
            Efectos y frutos de la oración
            Piedras en el camino
            El fuego de Dios en tu vida
Epílogo
 
Evocando la enseñanza de san Juan de la Cruz, este libro invita a encontrarse con Dios siguiendo la senda de la atención amorosa. Se trata de crear las condiciones que posibiliten que el ser humano despierte a su realidad fundamental: que habita en Dios, y Dios en él. 
Hace falta cultivar ciertos valores, que no son precisamente los más cotizados en la sociedad actual, dominada por el activismo, el ruido y el ensimismamiento en mundos virtuales. Esta pedagogía de la oración exige desaprender actitudes fuertemente arraigadas, pero que no sirven para descubrir el sentido sagrado de la existencia. Supone optar por una cultura diferente que aprecie la pausa y el silencio, que reconozca la importancia de vivir el presente y eduque personas dispuestas a poner su confianza más allá de lo que saben, lo que tienen y lo que desean. Las claves esenciales para acercarse al misterio de Dios por la senda de la atención amorosa se engloban en estas dos palabras: «quedarse» y «olvidarse».
Son los cimientos humanos de una experiencia capaz de transformar a la persona desde dentro, abriéndola a una vida más profunda que le espera al otro lado de la frontera de su mente egocéntrica.