QUINZÀ LLEÓ, XAVIER
Prólogo, de Javier Gomá Lanzón 
Un significado inédito para la desgracia humana 
La inútil búsqueda de una gloria vacía            
El increíble poder de la vanagloria            
Llamados a transparentar la gloria del Hijo            
La «cenodoxia» (vanidad) es una perversión de la aspiración a la gloria de Dios 
La elevación de uno mismo sobre los otros 
El orgullo como tentación para los «perfectos» espirituales
El fariseísmo como ceguera orgullosa del corazón
La «mirada torva» del que se cierra a la estimación de los otros
Una elevación indebida por encima de los demás y hasta de Dios La soberbia, los trastornos de la hybris
La soberbia como ceguera del corazón y rechazo de la voz de Dios 
Aspectos sociales y políticos de la soberbia
El shock del gobernante con la realidad Interludio: la distorsión narcisista  
La raíz plural de nuestra identidad personal   
Lo distorsionado del fundamentarse en los otros
La cultura del narcisismo y las tribulaciones del yo
Las dinámicas narcisistas            
Tres confesiones «ejemplares», tres vidas distorsionadas                        
Una joven vanidosa: Iria                        
El orgullo de un pedante: Yago   
Un César de «crecida soberbia» 
Caminos de recuperación: de la autosuficiencia a la humildad            
Reconciliarnos con el límite: la crisis, la fragilidad y el debilitamiento del yo
El porqué de esta situación de confusión y repliegue y su alto coste 
Actitudes que nos permiten vivir constructivamente la experiencia del límite 
La humildad como volver a la humanidad que somos 
La humildad actúa contra el orgullo espiritual de los perfectos  
Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades 
En muchos de los relatos sobre el origen de la humanidad, y desde luego en la tradición bíblica, aparece un «origen viciado» que va a condicionar todo el recorrido posterior de la humanidad. No es lo primero del acto creador, benéfico y altruista, pero sí es la experiencia humana de una carencia original que va a afectar a todos los seres humanos. La carencia original se retrotrae al comienzo en los relatos del origen. De la experiencia cotidiana de algo mal hecho, que todos sufrimos, se desprende la certeza de una falta, un origen viciado que falsea lo que somos y le imprime una dinámica de perversión del don recibido de la vida: la vanidad, el orgullo y la soberbia.