DIAZ, CARLOS
Decir religión se ha vuelto oscuro. Decir fe se ha vuelto subjetivo. No decir se ha vuelto objetivo. Decir Iglesia se ha vuelto sectario. ¿No sería mejor nada decir? Pero nada decir es imposible, porque no solamente somos la verdad que buscamos, sino la evidencia con que la profesamos. Y decir fe cristiana es el adviento de Jesús en nosotros.
Nosotros vamos a Jesús porque Él ha venido a nosotros. Si no vamos a Jesús, nos quedamos amasando la muerte del joven rico, que regresó a su casa supuestamente entristecido.
Entre la apostasía y el hedonismo, la brecha entre fe y razón se ha hecho absoluta. Afortunadamente, este libro reza filosofando y filosofa rezando desde la experiencia de que da más fuerza sentirse amado que creerse fuerte, y de que mientras Él viva, nosotros no moriremos.