ALIMBAU ARGILA, J.M.
Quien sabe sufrir: ilumina su vida.
Quien sabe sufrir: disminuye los padeceres propios
y ajenos.
Quien sabe sufrir: aprende a estar solo en su soledad.
Quien sabe sufrir: posee el mejor título otorgado por la universidad de la vida.
Quien sabe sufrir: podrá restañar y curar las heridas
ajenas.
Quien sabe sufrir: se acerca a Dios y al prójimo.
Quien ha aprendido a sufrir: es comprensivo, paciente y tenaz.
Quien ha aprendido a sufrir: se contenta con bien
poco.
Quien ha aprendido a sufrir: acepta, aunque sea entre sollozos y lágrimas, la adversidad, la enfermedad, la muerte.
Saber sufrir: es recitar con toda el alma: «Hágase tu voluntad».
Saber sufrir: es cargar con la propia cruz y seguir las huellas de Jesús, porque después de la cruz, del Viernes Santo, viene el domingo de Resurrección, la gran Fiesta eterna.
Saber sufrir: le hace al hombre humilde y, a la vez, grande y trascendente.