CENCINI, AMEDEO
La comunidad cristiana se descubre a sí misma como expresión sacramental y concreta de la fraternidad a la que aspiran los grupos humanos. No representa, pues, un modo depurado de clasismo ni es, por supuesto, un privilegio o una forma de pureza que aísla de las tentaciones y peligros del mundo a los perfectos.
Quienes se consagran a vivir en común pretenden mostrar, con temor y temblor, que gracias al Espíritu de Cristo se pueden vivir los consejos evangélicos con sentido y fecundidad. Nada atrae tanto como una vida compartida que salvaguarda la dignidad del próximo y hace posible la misión colectiva, que, por no pertenecer a nadie sino solo a Dios, atempera todo personalismo.
La más sencilla comunidad cristiana tiene a su alcance, cuando se deja guiar por el Espíritu, la acogida de la diversidad, el respeto de los ritmos y la santificación de todos sus miembros.
Cuando la Palabra se escucha en comunidad, cuando se comparte el trabajo, cuando la casa, la amistad y el afecto brotan de los gozos y las preocupaciones que tejen la trama de la existencia, las personas descubren como posible gustar ya el reinado del Padre de Jesús en esta tierra.
Amedeo Cencini ha sido profesor en la Universidad Salesiana de Roma y autor de reconocido prestigio. Es sacerdote canosiano.