RAMÍREZ PERALBO, ALFONSO
"Fray Leopoldo" (1864-1956) es, en los últimos cien años, el nombre más popular de Granada. No fue arzobispo ni torero, alcalde ni rector de la Universidad, deportista de élite ni actor de campanillas, no. Fue, llana y simplemente, un "hermano menor capuchino", el último del convento, el limosnero, que, durante 50 años, pateó las calles de Granada tendiendo la mano para recibir algunas monedas, y dando a raudales bondad, sonrisa del alma, paz para el corazón, oraciones por los necesitados...y mucho amor a todos, pequeños, jóvenes y mayores.
Se ganó el corazón de todos, desde los niños ("Fray Nipordo") hasta las más altas autoridades.
En vida ya era considerado como santo: por su continua vida de oración y unión con Dios, aun en medio del ajetreo de las calles, por su entrañable bondad a pesar de su tosca figura de campesino de Alpandeire con el viejo sayal capuchino. Y también, porque los granadinos fueron testigos de milagros que Dios obró por medio de su siervo fiel, la entrañable figura de San Francisco de Asis en el siglo XX.
El capuchino Alfonso Ramírez, Vicepostulador de la causa de canonización desde la curia general de la Orden en Roma, es sin duda quien más sabe hoy de Fray Leopoldo. En esta obra, entre una sucinta descripción del ambiente socio-político-religioso en que vivió Fray Leopoldo y la descripción de sus virtudes, hay una magnífica presentación de la vida evangélica del Beato Leopoldo. El autor lo define como "el néctar de su santidad, una biografía de quien, a través de la elaboración de sus Procesos, ha fotografiado con un gran angular la diáfana santidad del místico de la humildad por las calles de Granada".