BARTOLOMÉ LAFUENTE, JUAN JOSÉ
Entre los numerosos relatos de vocación que el AT presenta, destacan dos en los que Dios confiere su Palabra como misión de por vida a dos adolescentes, Samuel (1 Sam 3,1-21) y Jeremías (Jer 1,4-10). El Nuevo Testamento ofrece solo un relato de vocación de un joven (Mt 19,16-22; Mc 10,17-31; Lc 18,18-23). Llama la atención que sea, el único ejemplo de vocación malograda que presenta la tradición evangélica. Jesús, que lo había invitado a seguirlo después de haberlo mirado con afecto, comentó a sus discípulos su fracaso con inusitada dureza.