GUERRA ZUBILLAGA, JOSÉ ANTONIO
Celebramos el octavo centenario de la redacción y aprobación de la Regla franciscana (Regla bulada), confirmada el 29 de noviembre de 1223 por Honorio III. Creemos que debemos acercarnos a ella recordando las palabras de Francisco en su Testamento. Francisco unió los términos «confirmación» y «revelación del Altísimo» y la comprensión de la Regla nos exige no separarlos, para mantenernos próximos a la actitud de Francisco. Haciendo una nueva lectura, concebida de forma distinta a la tradicional, que durante siglos ha sido eminentemente jurídica, y en fidelidad a la voluntad y a los deseos de Francisco, tal vez nos sea posible iniciar un camino de vida franciscana inédito y abierto a nuevas posibilidades.
¿A qué podemos aspirar y a qué nos podemos comprometer? ¿No es una temeridad pretender que la Regla, como la entendieron Francisco y Honorio III y como nosotros la leemos, sea nuestra pauta de vida en pleno siglo XXI? O, ¿será que la fidelidad a esa Regla y a la vida franciscana nos exige hoy dar un vuelco e iniciar una forma nueva de entenderla y vivirla? ¿Es posible para nosotros aspirar con realismo a unas relaciones en las que cada uno ame y nutra a los hermanos con un amor y una voluntad de servicio que despierte el Espíritu del Señor y no se inspire en modelo humano alguno? Fue ciertamente el proyecto de Francisco; pero, al darnos la Regla, vino a decirnos que era también el nuestro y que lo consideraba posible, porque para un cristiano el Evangelio marca la forma de vida y porque Jesús nos ha dicho que nos amemos como Él nos ama.