D'ANDREA, BRUNO NICOLÁS
Índice En el único Cristo
Prólogo........................................................................ 7
Presentación................................................................ 11
Introducción................................................................. 13
TRES ACOMPAÑANTES................................................... 25
Dios Padre, fuente de la vida.................................... 27
Cristo, maestro y mediador de vida......................... 37
Espíritu Santo vivificador........................................53
UNA BÚSQUEDA............................................................ 69
Deseo, búsqueda y felicidad.................................... 71
Invocación, confesión e identidad........................... 79
Acompañados y acompañantes................................ 87
Gracia y gratitud...................................................... 97
EN EL CORAZÓN DE LA VIDA......................................... 113
Cuaresma y Pascua.................................................. 115
Amar y ser amado.................................................... 129
El verdadero sacrificio............................................. 139
Vence tus miedos: la ayuda de los amigos............... 147
Alegres y humildes.................................................. 159
Fragilidad, perdón y vida fraterna........................... 169
Seis valores en clave agustiniana............................. 179
Compartir es más que repartir.................................. 199
Una imagen para el servicio..................................... 211
Evangelizar en el camino......................................... 227
«Si predicas, predica por amor».............................. 239
Peregrinos alegres en la esperanza........................... 255
A modo de epílogo....................................................... 277
Bibliografía selecta...................................................... 287
Agustín puede considerarse sin duda un gigante del pensamiento y uno de los padres reconocidos de la cultura occidental, pero fue también y sobre todo un hombre totalmente inmerso en la realidad de su época, agudamente consciente de los mil problemas que la afligían. Siempre trató de entrar en diálogo con la complejidad de su tiempo, convirtiéndose en interlocutor de una inquietud con la que él mismo se había enfrentado primero. El carácter esencialmente dinámico de su reflexión, tan sensible y reactiva a los cambios de circunstancias y a las cuestiones que se planteaban en cada momento, se ofrece naturalmente como modelo para las preguntas y dudas del hombre moderno, ya sea creyente o no creyente.